lunes, 5 de abril de 2010

Una noche de peña andina

Folklore, musica andina, saya boliviana y peñas, son actualmente las pruebas de supervivencia de culturas que aunque en agonia, siguen siendo visibles en una sociedad cuya cultura cambia con el pasar del tiempo.
Por: Maria Isabel Vargas

Eran las 9 pm de un sabado comun y corriente en Popayan. La ciudad blanca recien se habia terminado de bañar, y eso se veia en sus calles donde habian quedado grandes charcos casi imposibles de evadir para el transeunte. Esa era la hora en que poco a poco se iban agrupando los jovenes en los parques, que aunque de dia son un poco solitarios, en la noche cobran vida sirviendo de escenario al punto de encuentro para los que se sientan en cualquier lugar a tomarse una media de Aguardiente Caucano, o como ellos le dirian “media de chorro”. Mientras tanto, el plan de otros muchos era ir al nuevo centro comercial Campanario, que con su innovadora arquitectura grande y lujosa, simulando lo que se ve actualmente en las grandes ciudades, ha llegado a despertar la fiebre entre los citadinos quienes hace mucho tiempo pedian a gritos el “progreso” y modernizacion de una Popayan que se ha conservado en su estilo colonial desde hace muchos años.

En ese momento, una chica de aspecto natural, sin maquillaje, ropa floja y zapatos comodos, sostenia su mochila mientras se acomodaba el saco, se enrredaba una bufanda en su cuello y caminaba con prisa por el barrio las Americas hasta llegar al parque Benito Juarez donde abordaria el ultimo Transpubenza ruta ocho. Su nombre es Luisa Garcia, una joven de 21 años, cuyo destino hoy no es precisamente ninguno de los lugares mencionados, sino que se dirije a una peña.

La buseta se detuvo en la entrada de Popayan, frente a “Andina peña bar”. En la puerta, esta pintada la cara de un aborigen y a su lado una cartelera indica cuales seran las presentaciones de esta noche: “grupo de danzas”. En ese momento, una mujer de rasgos indigenas y larga cabellera oscura y lisa, que viste un traje blanco de tela fresca y delgada, se acerca con pasos cortos hacia la entrada, para dar la bienvenida y ubicar a quienes llegan al establecimiento.“les recomiendo que se hagan adelante para que vean mejor la presentacion” sugeria mientras con una sonrisa los guiaba a una de las pequeñas mesas de madera que rodean la pista de baile.

El conjunto de mallas entrelazadas de los atrapasueños colgados en el techo, tenian la apariencia de una telaraña gigante que cubria toda la pista, mientras las figuras precolombinas y propias de la cultura indigena se tomaban el protagonismo en las paredes y los colores vivos adornaban cada rincon de este lugar. Todo tenia un aire mistico, propio de las culturas nativas, y una sensacion de trascendencia al encontrarse ante las manifestaciones de dichas culturas que han intentado sobrevivir ante el pasar de los años y el olvido por parte del resto de la gente. Era algo completamente diferente a lo que actualmente ofrecen las grandes ciudades, en las cuales el espiritu consumista no da cabida a espacios donde se le de importancia a recuperar nuestras raices culturales y todo ese legado que trae inmerso.

Despues de un tiempo, la pista de baile se comenzo a llenar de hombres y mujeres que apesar de sus diferentes edades y razas, los unia el respeto y el orgullo por sus raices etnicas e historicas. Mientras abandonaban apresuradamente sus mesas, bailaban al son de la saya y la musica andina, formando un solo circulo, no importaba si no se conocian entre ellos, pero todos se sonreian, era como si existiera un ambiente de hermandad y solidaridad donde eran bienvenidos, no habia espacio para la desigualdad. Todos se miraban unos a otros, se seguian y entre saltos contorneaban su cuerpo al sonido de la zampoña, el charango, los bombos y el requinto, como si conmemoraran los rituales en los cuales los pueblos nativos adoraban a sus dioses y agradecian por los beneficios obtenidos. Mientras que cuando sonaba una saya romantica, se armaban las parejas. Las mujeres con movimientos de cadera de izquierda a derecha, agitaban sus hombros y movian sus brazos de manera majestuosa, delicada y siempre con la frente en alto. Por otro lado los hombres le seguian el paso, con la espalda un poco inclinada hacia ellas y las manos atras. Apesar de bailar en pareja, guardaban cierta distancia y no se tocaban, almenos que dieran una vuelta.

durante esa noche magica, tambien sonaban unas cuantas canciones, que aunque no incitaban al baile, el simple hecho de escuchar sus letras abria un espacio de reflexion sobre el entorno que habitamos, nuestro papel en el mundo, y los problemas que nuestra madre tierra padece actualmente por culpa del mismo hombre y su idea de “progreso”. En esos momentos un refrescante vaso de wayuza era ideal para recobrar las fuerzas y descansar un poco.

al final de la noche, el grupo de danza de niños con sus atuendos tipicos, polleras cortas, cintas de colores y sombreros en mano, se tomaron la pista mientras bailaban saya, robandose la atencion de todos los asistentes, quienes aplaudian tan fuerte como si quisieran despertar a sus ancestros y demostrarles que apesar de todas las adversidades por las que han pasado despues de la colonizacion del hombre blanco, las nuevas generaciones seguiran luchando por mantener viva esta cultura y no dejarla sepultada en el olvido.

Son las 3 am, la ciudad ya ha dejado a un lado tanto alboroto y se ha ido a dormir. Mientras tanto Luisa camina rumbo a casa, mientras las preguntas se pasean por su cabeza. Se detiene un momento mientras observa los sitios de moda que han llegado a Popayan para darle un aire de progreso. Suspira y luego “el progreso para algunos envidiosos es negar la cultura propia para imitar la ajena” mira hacia el cielo como si quisiera disculparse por la ignorancia del mundo entero y lamentandose por lo que no es su culpa, sigue su rumbo.

un juego de doble moral

9 a.m., domingo: “A levantarse Juanito, ya casi llega el Señor”- me dice mamá, mientras me pregunta por el vestido, si ese de camisa, pantalón de paño y zapatos de cuero, el que me regalo mi tío en la primera comunión. Mamá tiene delirio de virgen, usa un manto negro sobre la cabeza y se ve chistosa pero no le puedo decir eso sino me gano una “pela”. Prendemos la radio pero hoy no hay música sino que todo el día hablan del señor al que vamos a ver. Medio desayunamos y creo que ya nos esta cogiendo la tarde, hay que apurarnos para ir a comprar las palmas de cera y esas velas gordas y grandotas que todavía no entiendo porque no llevamos las que tenemos en casa cuando se va la luz. Me da pereza, ese señor llega cada año a molestar el sueño ajeno, no toca clases y sin embargo me toca levantarme temprano por el tal señor y lo peor es que ese señor que se pasea las calles de Popayán en calzoncillos ni siquiera nos mira y la verdad no parece contento de haber llegado, yo creo que es porque todo mundo lo esta viendo semidesnudo, quizás siente vergüenza.

Me distraigo cuando se pasean los niños de los cucuruchos de maní por mi lado, y le insisto a mamá que me compre uno. Pero aun no estoy seguro si quiero maní, también quiero obleas, creo que me decidí por algo, pero cuando mi mamá me da las monedas, los niños del maní se han ido corriendo porque la policía parece que estuviera jugando a la lleva con ellos, ya que los están persiguiendo y por un momento pienso en que quiero jugar, pero cuando veo que el juego es algo brusco prefiero seguir con mi mamá y ella me promete que mejor me lleva a comer empanaditas de pipían al pueblito patojo cuando se acabe la procesión.

Llevamos mucho tiempo parados y me pongo feliz cuando encuentro una silla libre, me quiero sentar pero mi mamá no me deja, dice que son de los ricos, unos tales Valencia, no entiendo porque si sobra una silla no puedo sentarme, me duelen las piernas de estar parado, pero bueno, por lo menos no soy el único, hay muchísimas personas que están en las mismas y pienso que quizás esta prohibido sentarse, entonces los que están haciendo mal son ellos.


10 am, viernes santo. Han pasado muchos años y ha habido muchos cambios aquí. La ciudad se transforma de tal forma durante esta semana, que parece que no fuera Popayán. Las calles están mas llenas de lo normal y no se puede caminar entre este “trafico de personas”, y muchos popayanofilos optan por salir de la ciudad durante estos días afirmando que “semana santa equivale a acostarse tranquilo y levantarse sobresaltado al encontrar la mesa de noche llena de turistas” como nos cuenta Eduardo Gómez Cerón, docente de comunicación social de la Unicauca ( autor de una de las conferencias del libro de los “450 años procesiones semana santa Popayán”) en sus “crónicas de semana santa”. Popayán cuenta con 220.000 habitantes y durante esta temporada hay un incremento de 100.000 turistas que han sido victimas de la falsa imagen que le han vendido los medios de información sobre la “Jerusalén de América”, y estos medios a su vez han sido los culpables de que la ciudad cambiara su sentido religioso por un festival, específicamente desde “la llegada del televisor lo cual transformo tanto esta celebración que paso de ser algo endógeno, visto por los de siempre y muy del pueblo, a algo de todo el mundo, algo visto por los de afuera, dando pie para que estas celebraciones fueran aprovechadas como un escenario, vitrina o palco en el cual resaltarse” como afirma Eduardo Gómez), quien cuenta acerca de cómo las calles de Popayán se convierten en pasarelas en las que personajes como “las sahumadoras salen a las procesiones a disputarse el titulo de señorita Cauca”, siendo al igual que los cargueros miembros de las familias mas pudientes. “Semana santa ya no es una celebración religiosa sino que es conmemorar el tener dinero”, dice Diana Navia, (mas conocida como “lucha” por los amigos), psicóloga, que cuenta que aunque sea payanesa, su perspectiva de esta temporada cambio mucho desde que se fue a vivir a Cali, a lo que el docente Eduardo Gómez agrega en su conferencia “crónicas de semana santa”, que las tradiciones transforman los lugares, las relaciones y las actitudes, aunque dichos cambios sean imperceptibles para la mayoría “solo el que se va por un tiempo los nota”. Ella especifica en como esa semana es aprovechada por la elite de Popayán para hacerse notar, estrenar su mejor vestido, poner su mejor pose y sentarse en la mejor ubicación. Pero ¿Será que si se implementara nuevamente la norma de que el carguero debía usar capucha para cubrir su rostro, la gente seguiría disputándose ese puesto en la procesión?. La respuesta no precisamente seria afirmativa.

Durante esta fecha pareciera que muchos personajes típicos de Popayán desaparecieran como por arte de magia para reaparecer cuando termina tanto festejo y alboroto, y el profesor culpa a “los mal llamados grupos de limpieza social”, aunque hay muchos que afirman que es obra de la alcaldía. Personajes como los desplazados de los semáforos ya no están, ni siquiera los loquitos que se pasean por Popayán y tampoco los que se hacen pasar por loquitos para robar. Se siente la ausencia de muchos. Como en la alcaldía del parque Caldas, donde esta el poder político, ese morenito mostron de Jean viejo, sin camisa y barrigón que siempre se la pasa acostado encima de cartones esperando monedas. Los esposos que se pasean por la esmeralda, él siempre en muletas fingiendo estar cojo y enfermo pero de repente se mejora y sale a correr para robar. Y “la loca marlboro”, recicladora, a quien la quemaron dentro de su casa. Sin olvidar a nuestro “Hector Lavoe” quien entona con delirio de cantante “…tu amor es un periódico de ayer…” mientras se pasea por el parque Carantanta siendo motivo de burla de muchos jóvenes.

Junto a dichos personajes, también los rayones de las paredes desaparecieron. Ahora están completamente blancas, escondiendo tras brochazos de pintura las huellas que puedan delatar la verdadera situación de la ciudad, como el grafiti que causo tanta conmoción y escándalo: “paredes blancas, corazones negros’’como cuenta Jonathan, (joven de 21 años, estudiante de ingeniería agroindustrial y que actualmente esta en segundo semestre de comunicación), que dicha frase muestra la realidad de una ciudad que se maquilla para ocultar tras sus blancas paredes su verdadera situación y mostrar su mejor cara para el turista. “A Popayán la disfrazan de prostituta para ofrecerla al mejor postor” es la frase que muestra una ciudad que se pone bonita para gustarle y ganarse la aprobación del turista. Ante esto se hace necesario reflexionar sobre aspectos como el significado del color blanco y su relación con las paredes de la ciudad. “el color blanco en Popayán suscita a la hipocresía, ya que el blanco denota pureza, tranquilidad, virginidad, y muchas cosas que no tienen nada que ver con Popayán” y ante esto, el profesor Felipe García, docente de Unicauca que actualmente esta a cargo de la asignatura “comunicación y ciudad”, explica que cada ciudad tiene su carácter y su esencia y define que en nuestro caso “ Popayán es una mujer vanidosa, envidiosa, recatada en unas cosas y exhibicionista en otras” diciendo así , que antes de esta época ella se empieza a maquillar, arreglarse para verse bonita y mostrar su mejor faceta pero tan pronto se acaba esta semana vuelve a ser la misma ya que sus novios se han ido. Con su blanco simula ser una ciudad pura que no tiene nada que esconder, pero al remover esa pintura es posible descubrir su verdadera esencia, la cual es de una mujer que ha tratado de reservarse al paso del tiempo y la tecnología para quedarse como está. Es una mujer que esta sola y eso se siente en su misma gente y en sus calles. También es envidiosa porque a pesar que se reserva mucho envidia el progreso de las otras ciudades y detesta que los demás la comparen. Frente a este mensaje tan fuerte, muchos reflexionaron sobre la hipocresía que se maneja, aunque otros, como si tuviesen un velo encima se negaron a ver la realidad que tras tanta belleza colonial y orgullo semana santero se oculta la Popayán de la pobreza que después del terremoto del 31 marzo de 1983 dejo graves secuelas en la ciudad, enfrentándose así con el principal problema de reubicar a las 3000 familias que actualmente se encuentran en campamentos e invasiones, incluyendo las familias individuales que en estos momentos están en viviendas temporales.

Y es que definitivamente, las palabras de “Lucha”, eran muy ciertas-“para un joven la semana santa en Popayán es ver gente de otras partes básicamente y disfrutar de espacios que solo se abren por esta temporada convirtiéndose así, mas que en una cuestión religiosa, en un festival”.Definitivamente durante estos días Popayán es otra. En esta época se abren muchos lugares, hay muchos eventos, llegan las artesanías, exposiciones de arte, los cafés, las discotecas, hay toques, los famosos ‘performance’, conciertos, obras de teatro, llega la filarmónica, mejor dicho, hay de todo. Esta época es la excusa perfecta de los jóvenes para salir a la buena vida nocturna de Popayán que durante estos días no se interrumpe ni por las procesiones, antes esta en su furor inclusive si las procesiones, antes esta en su furor, inclusive si la procesión esta pasando por la calle del establecimiento sencillamente se cierra por cuestión de segundos la puerta y las ventanas hasta que pasen, pero luego todo sigue normal.

Popayán a sufrido tal cambio que a diferencia de hace unos años ahora las emisoras siguen su programación de música común y corriente. “Primero el terremoto del 83 y la gente no coge escarmiento todavía” dice doña Edelmira afirmando que lo que era semana santa se ha vuelto en una “parranda santa” y que el Señor nos va a castigar por la falta respeto, fe y devoción. Es así como muchos payaneses manejan el imaginario del terremoto del 83 como un hecho que fue producto de un castigo divino por la desobediencia y decadencia en que la gente se encontraba durante estas festividades. Si fuera así, entonces Popayán se debería alistar para una próxima catástrofe. Pienso que quizás tiene algo de razón en lo que dice ya que las cosas han cambiado mucho desde que era un niño, y el respeto que me quedaba por esta tradición se ha ido perdiendo cada vez mas, quizás desde que mi mama me engaño cuando me decía que en un futuro podría ser carguero omitiendo detalles como que por no tener palanca ni pertenecer a la clase pudiente este sueño era imposible, ya que esa era la única forma de poder participar en la semana santa, aunque pensándolo bien si hay cabida para la gente del común: de barrenderos o iluminando con las velas, siendo así “la única forma de que un payanes que no halla nacido en cuna de oro y no sea de apellido, pueda participar en la semana santa” afirma “Lucha”.

8 pm, viernes santo y otra vez como todos los años esta pasando la procesión por las calles de Popayán, pero esta vez los pasos no salieron de la catedral sino de la iglesia “San Pacho” en la cual me encuentro en este momento esperando al parche para irnos al eléctrico, donde solo vas a dos cosas: a tomar y a drogarte. El lugar esta lleno de rockeros y metaleros. Nos sentamos a fumarnos lo que nos queda de la semana pasada, y a juntar lo de la media de caucano o para la garrafa de oporto si la plata no alcanza, aunque eso no es lo que precisamente piensa mi mama que estoy haciendo. El lugar es frecuentado por la policía quienes se llevan de paseo a más de uno en la camioneta verdi-blanca después de la requisa habitual. “dicen que la tomba va a cerrar el eléctrico” nos contaba Alex punk, el que se invento la receta del “yogo-whisky” el cual te garantizaba una borrachera casi alucinante o ceguera total. Luego los que tienen como, siguen su rumbo de diversión: unos se van para la green-house, que en su mayoría son quienes gustan del ambiente alternativo, y los otros ponchan en catay, el sitio de encuentro de “los niños bien” que de allí salen a rumbear.

Mi opción habitual esta noche hubiera sido la “green-house” pero en este caso, definitivamente necesito unos cuantos instantes de reflexión o alucinación, lo mismo da. Emprendo camino hacia la majestuosa entrada de Popayán, la cual esta rodeada de hermosos guayacanes con flores multicolores que solo se dibujan en mi cabeza, ya que realmente me encuentro caminando por fríos caminos solitarios bajo la tenue luz de las estrellas que solo me permiten divisar el contorno de las montañas allá en el horizonte. Me detengo, analizo y trato de mantener la mirada fija para nunca olvidarlo y guardarlo como un tesoro: arcoiris alrededor de la luna. Pareciera que fuera el abrebocas de una noche inolvidable, de encuentros divinos.

Al fin me encuentro en el valle de los hongos, mas conocido por el turista como “el valle de las cometas” donde no son estas precisamente las únicas que vuelan, me siento decidido a tomar una llave para entrar a nuevos mundos y volar como esos pájaros artificiales. Inmediatamente siento una gran acogida por parte de la Pachamama, siendo así la madre tierra quien me permite disfrutar de espacios inexplorados por el hombre haciéndome el único afortunado de estar aquí.

Todo pierde su forma original y empieza a transformarse: colores intensos, seres que salen de la nada y así mismo desaparecen, sin dejarme distinguir lo real de lo que no lo es. De repente, me encuentro en el morro de Tulcán, junto al cacique de los indígenas pubenza: Payan, a quien hoy en día se le debe el nombre de la ciudad. Subiendo la cima de la montaña presencio la ceremonia de agradecimiento que los indígenas le ofrecen al dios sol por los buenos tiempos de cosecha y rituales que se llevaban a cabo mucho antes de que la estatua del tirano Sebastián de Belalcazar reemplazara la cima de la montaña del morro y mucho antes que el ambicioso hombre blanco entrara a estas tierras para robarnos lo nuestro e imponer su pensamiento, religión y forma de vida, derramando la sangre y dándole muerte a muchos pubenenses, quienes a pesar de su resistencia y valentía no pudieron contra las armas del europeo. Hubieron estrategias casi suicidas por parte de los indígenas contra el sometimiento español, entre las cuales, teniendo conocimiento de que el hombre blanco los necesitaba para trabajar la tierra y recoger sus frutos, se negaron a sembrar y a cultivar. Lastimosamente dichos sacrificios no tuvieron los resultados esperados y lo único que causaron fueron epidemias de hambruna que acabaron con muchos pubenenses. Pero el indio no se rindió fácilmente y decidió luchar hasta el final en muchos enfrentamientos, como la batalla de guazábara, en la cual centenares de indígenas murieron en el intento de defender su libertad, pero todo fue en vano por que a final de cuentas su cultura fue victima de la colonización.

Después de este viaje, salen ríos de dolor de los ojos del cacique Payan, refiriéndose a la ingratitud que el payanes ha tenido con sus raíces indígenas y que casi avergonzado de sus orígenes los niega, dejándolos empolvarse en el olvido. Pero al tirano enemigo que nos sometió, destruyo nuestra cultura y derramo tanta sangre inocente, si se le ha levantado un monumento en su memoria, mientras que de los héroes y mártires que lucharon por la libertad de Popayán y contra el sometimiento español es poco lo que conocemos.

El cacique ha desaparecido, al igual que Belalcázar, los pubenenses, los españoles y el morro de Tulcán. Creo encontrarme solo hasta que veo una silueta conocida a mi lado. El Señor de calzoncillos ha regresado, y hoy no es precisamente el domingo de ramos de mi infancia. Esta vez de manera algo imprudente me arriesgo a darle respuesta a las preguntas que siempre me formulaba cuando lo veía, atreviéndome así a interrogarlo como un niño inquieto por saberlo todo. Y así fue, le pregunte “¿a que se debía esa cara larga? ¿Acaso vergüenza? ” “¿porque esa indiferencia cuando se pasea por las calles de Popayán? ¿No le alegra ver a sus seguidores acaso?”. En ese momento por primera vez el señor de calzoncillos dirigió su mirada hacia mi, mirándome fijamente a los ojos me contesto: “es la inmensa tristeza de saber que mi muerte es la excusa para el comercio, la farándula y la parranda. Y la vergüenza de que el hombre me obligue a protagonizar una farsa como esta semana”. Pero lastimosamente, la ciudad aun sigue jugando con un imaginario religioso del que siempre se ha hablado pero que ya no se refleja entre una masa de mentes corrompidas y contaminadas por los placeres mundanos, nociones de libertad, protesta, y conocimiento de la realidad de su contexto, donde ya no hay cabida para respetar una institución como la iglesia que carece de moral para entrar a juzgar a los pecadores.

DESEOS NECIOS

Cuentan los viejos que hace muchos años este lugar era muy distinto a lo que es hoy: una ciudad solitaria y callada. La verdad es difícil de creer que en algún momento de la historia Sonora City haya sido la cuna de todos los diversos sonidos que existen y han existido en el mundo, inclusive de algunos inimaginables que aun muchos oídos humanos jamás lograron conocer y que desaparecieron sin dejar rastro alguno de ellos.

Fue en una tarde cuando Juan, entre sus arrebatos de rebeldía, inconformidad y caprichos necios propios de la juventud, decidió ponerle fin a tanto ruido de una vez:

- Hoy es el gran día Carlos
- ¿Estas seguro de que es una buena idea? – preguntaba su amigo Carlos, con un tono indeciso.
- ¡si! No seas gallina. Mira que por fin vamos a tener silencio y nos vamos a deshacer de toda esa bulla para que nunca jamás el ruido vuelva a perturbarnos en nuestros momentos de descanso y concentración – Le decía, mientras de manera insistente buscaba persuadirlo.

Y así fue. Eran las tres de la tarde en Sonora City, ya la jornada de clases había terminado y todos los estudiantes salían rumbo a casa, excepto aquellos dos jóvenes que con el libro de rituales en mano, se dirigían a la montaña para invocar a la bruja del silencio. Pero Carlos invadido de miedo decidió a última hora abandonar a su amigo e irse a casa.

Se dice que nadie supo lo que pasó realmente aquel día, pero lo cierto fue que Juan jamás volvió a ser el mismo cuando regresó. Se le veía muy callado, ya no decía ninguna palabra ofensiva a sus profesores, ya no se burlaba, ni participaba con sus apuntes ofensivos y molestos, no volvió a criticar a sus compañeros, ni se volvió a rebelar contra lo impuesto, en otras palabras: jamás volvió a hablar.

Quien estaba más preocupado era su amigo Carlos, a quien el sentimiento de culpa no lo dejaba tener su conciencia tranquila. Sabia que Juan debía odiarlo por la traición aquel día y suponía que lo que sea que le haya sucedido a su amigo se hubiera podido evitar si él no lo hubiera dejado solo. Por eso un día se armo de coraje y decidió acercársele para hablar cuando llegara al colegio, pero la sorpresa que se llevo fue que Juan se había retirado, no sin antes dejarle una carta:

“Amigo. Se que mi cambio de estos días te debe parecer incomprensible y es cierto, ya no soy el mismo. Mi vida cambio después del día que fui a la montaña e invoqué la bruja. Fue horrible, menos mal tu si te alcanzaste a arrepentir a tiempo. Cuando ella aparecio ya no habia vuelta atrás. Ella supo de inmediato cuales eran mis intenciones, y enojada me dijo-“No sabes que acabas de hacer. Inclusive cuando mueras jamás podrás descansar en paz por la barbaridad que acabas de cometer. Sonora City desde siempre fue un lugar privilegiado en esta tierra gracias a ese don que ahora tú te atreves a llamar ruido. Desde la creación del mundo Dios decidió regalarles a los humanos un lugar lleno de todos los armoniosos sonidos de la naturaleza, lleno de muchas melodías que jamás hubiesen sido imaginadas por el hombre si no hubiera contado con la ventaja de tenerlas y a partir de las cuales logró inspirarse para crear muchas piezas musicales. Pero siempre los seres mágicos, supieron que el humano en su necedad no sabría apreciar esto, pero él confió más en ustedes”- Cuando la bruja termino de decirme eso, quise arrepentirme pero ella me dijo que era hora de darle una lección al humano para que supiera valorar lo que tiene. Entonces me agarró por los brazos para no dejarme ir y en un idioma extraño comenzó a lanzar, lo que supongo era una maldición. Luego entre risas malvadas me dijo que justo en una semana a las seis de la tarde conocería el silencio y después, sin decir más, desapareció. En ese momento me percate de que no podía hablar, ella me había quitado mi voz. Y justo hoy es el día en que se cumple la semana y se cumplirá el maleficio”

Cuando Carlos terminó de leer la carta, el sol empezaba a ocultarse y el reloj se aproximaba a las seis. Entonces corrió al centro para buscar al alcalde y decirle lo que sucedería, por lo cual el alcalde enfurecido decidió mandar a ejecutar a Juan. Pero Carlos, que lo conocía de toda la vida, trato de detener al alcalde para que no matara a su amigo:

- “Señor alcalde, se que es un poco descarado de mi parte interceder por Juan después de lo que hizo, pero quiero que sepa que lo conozco desde pequeño, y algo de lo que estoy seguro es que el no hizo esto de mala fe. Soy testigo de que él se ha pasado toda su vida buscando la cura para su falta de concentración, pero a pesar de que sus padres lo han llevado a muchas terapias y han agotado todos los recursos posibles, eso nunca le ha servido. Por eso, desde siempre he escuchado a Juan empeñándose en echarle la culpa de todos sus infortunios al “ruido” de Sonora City, inclusive piensa que su frustración de jamás haber tenido una idea brillante se debe a la falta de silencio y no le aterra reconocer que simplemente no es tan brillante como él lo supone. Por eso hizo lo que hizo, solo con el afán de concebir alguna vez alguna idea inteligente. Él no es una mala persona señor alcalde, solo es un joven lleno de frustraciones e inconforme con la vida. Por favor entiéndalo”

Luego de escuchar al joven, el alcalde se calmó, encendió su pipa, se sentó en su silla y tranquilamente dijo:

- “Si. Seria absurdo creer en maleficios de brujas. Eso es solo cuentos de jovencitos con una imaginación muy grande”

Justo cuando terminó de decir esto, el reloj marcaba las seis, y el pueblo se sumergió en un silencio absoluto: La naturaleza se quedó muda, los humanos también, inclusive los sonidos que emitía la caída de un vaso estaba en “mute”. En ese momento Juan y toda Sonora City, conoció el silencio.

Por primera vez, Juan logró concentrarse, sentía una paz interna inquebrantable, por fin había logrado aquel estado que siempre quiso alcanzar, o por lo menos eso era lo que creía durante los primeros diez minutos. Pero luego, una lluvia de ideas bombardeaba su cabeza alterando aquel supuesto estado ideal. Fue cuando entonces Juan se dio cuenta de que el silencio era el ruido más perturbador. Pero ya era tarde para Juan y para el resto de los ciudadanos quienes no lograron convivir con el nuevo invitado, el cual con su llegada ocasiono muertes, suicidios y la locura total en los pocos que sobrevivieron y que fueron a parar en un manicomio hasta el fin de sus días intranquilos por aquel silencio eterno, sin dejar rastro alguno de lo que era la vieja Sonora City.
La bruja supo que aunque tarde, aquellas personas habían aprendido su lección. Pero mientras tanto, en otras partes del mundo, otros de seres mágicos concedían los deseos necios de mucha gente inconforme: Se eliminaron bosques para urbanizar y traer el mal llamado progreso, que solo era una bomba de tiempo para la lenta autodestrucción del ser humano. Pero en este caso, el efecto no era tan inmediato y el humano creía haber alcanzado la plenitud, hasta que lentamente se fue dando cuenta que haber atentado contra la naturaleza fue haber atentado contra su vida. Pero de igual forma que en Sonora City, ya no había vuelta atrás.

Y esa fue la historia de Juan y de este solitario y fantasmal lugar llamado Sonora City, pero también es la historia de muchos lugares más en este momento que son victima de los deseos necios. Por eso hijo mío, hay que tener cuidado con lo que se desea, y hay que aprender a valorar lo que tenemos.

lunes, 29 de marzo de 2010

Jaime Garzón: un hombre bueno donde no se podía ser bueno.

Por Maria Isabel Vargas

La historia de Latinoamérica siempre ha tenido sus mártires, aquellos quienes en acto heroico murieron defendiendo su patria, sus convicciones e ideales que representaban un anhelo colectivo de una gran parte de la sociedad la cual pedía a gritos ser auxiliada, salvada y representada por un héroe que seria la voz de quienes callaban y es por eso que difícilmente serán olvidados, ya que su legado de valentía perdurará a través del tiempo en nuestras sociedades.

Pero la historia también nos ha dado tiranos, esos que han simpatizado con la otra pequeña parte restante de la sociedad y que también han representado y defendido sus intereses. Han sido aquellos contra los cuales luchaban esos mártires. Y es que es como en los cuentos, para cada Víctor Jara había un Pinochet, lo difícil es definirlos universalmente desde una valoración como cual era el bueno o cual era el malo, ya que siempre opinaremos dependiendo de en que parte de ese charco de la sociedad estemos ubicados.

Colombia no ha sido la excepción, pero acá no puede caber la duda de que un personaje como Jaime Garzón fue un héroe que perteneció al bando de los buenos, no se puede valorar de otra forma precisamente porque su labor no estaba destinada solo a una parte de ese charco social, sino que estaba dirigida a todos los colombianos.

Aquellos colombianos que nos oponíamos a abandonar la cómoda y conformista posición de seguir en aquel placido sueño bajo el efecto de la manipulación mediática que nos impedía ver como agonizaba nuestra Colombia por culpa de los políticos corruptos, el narcotráfico y los grupos ilegales. Y nosotros seguíamos sin hacer nada por defenderla.

Fue bueno precisamente por ayudarnos a crear conciencia. Tuvo la compasión de no despertarnos de forma abrupta, sino suavemente, con la sutileza y el amor con que una madre ayuda a un hijo a despertar cada mañana para ir a la escuela. No lo hizo por medio del regaño, sino que por medio del chiste nos sacaba una sonrisa mientras nos mostraba la cruda realidad y nos enseñaba a leer el entorno social colombiano por medio de la crítica y la opinión, haciendo que nos apropiáramos realmente de lo que nos pertenece: nuestro país.

Era bueno por crear un puente de fácil acceso al entendimiento. Nunca fue enredado como la mayoría de intelectuales, sino que se dirigió a nosotros con un lenguaje sencillo que hacia de su discurso un acto de inclusión, donde el común de la gente y todas las personas sin importar su ubicación en la pirámide social lograba entenderlo.

¿Como no va a ser bueno quien en vez de pensar que necesitaba para prosperar en su vida, decidió analizar que necesitaba una sociedad entera para salvarse?

¿Como no va a ser bueno quien lleva a cabo todas estas tareas inclusive siendo conciente de que pone en peligro su propia vida?

Bueno es quien hace el bien y Jaime precisamente lo hizo. Fue un hombre que abandonó aquel pensamiento individualista y egoísta que nos caracteriza a la mayoría de los colombianos para empezar a preocuparse por el otro. Y creo que todos estamos de acuerdo en que su acción fue buena.
Aunque como en toda historia, aquí no faltó el tirano que no quiso que el bien triunfara y que el héroe ayudara al pueblo victima del flagelo del malvado e interfiriera en sus planes, por lo que vio un peligro latente en el humor crítico de quien cuestionaba lo que no se debía cuestionar y hablaba sobre lo que estaba prohibido hablar, lo que terminó costándole la vida un 13 de agosto de 1999, día en que muere un héroe, muere la alegría y la esperanza de salvar por medio del humor un país que se esta destrozando, ya que estamos en un país donde no triunfa el bien y los buenos no tienen final feliz.

Narración escena por escena

Después de todo un día en que la casa ha estado en silencio absoluto de repente es abruptamente perturbado por algo más cercano que el distante sonido del pasar de los carros. Así, el imponente reloj de la sala marca las 6:30 PM mientras el toc-toc del taconeo poco a poco se va intensificando mientras se acerca más.

De pronto una mujer de uniforme blanco entra algo agitada descargando sobre el comedor unas facturas y dos bolsas llenas de toallas con fragmentos de cabellos que también han volado un poco hasta sus prendas.

En pocos segundos atraviesa la sala mientras es observada desde la pared por los retratos de tres jóvenes, que organizados por edad, de mayor a menor, pareciera que fijarán su mirada sobre ella mientras se desplaza rápidamente, al igual que su autorretrato de hace 32 años atrás, donde está joven y con una sonrisa que refleja serenidad y alegría la cual inevitablemente contrasta con la mujer de hoy que tiene un semblante de preocupación y cansancio.

Pronto la cocina que había permanecido inmóvil por varias horas empieza a transformarse y se hace testigo de su apresurada tarea mientras se dispone a preparar la comida bajo la presión de otro imponente reloj que se encuentra sobre ella.

En pocos minutos se encuentra amasando la mezcla para preparar arepas, luego las empieza a armar mientras deja que la parrilla empiece a calentarse, cuando de pronto el sonido de la alarma de un carro hace que vuelva a mirar el reloj para rectificar la hora y al momento saluda a su esposo que acabando de entrar, ya ha dejado sobre el comedor la agenda, la maleta y el radio de la empresa, para buscar una butaca en la cocina y sentarse junto a ella para acompañarla mientras termina de hacer la comida. El hombre aunque cansado, se ve contento, paciente y sereno.

-“hoy no me ha ido muy bien que digamos” con esa frase empieza así la mujer lo que seria una larga lista de quejas

Mientras está sentado se dedica a mirarla y a escuchar sus razones, hasta que la mujer recibe una llamada al celular y sube al cuarto algo afanada mientras habla un poco preocupada.

Cuando la mujer vuelve a bajar encuentra que su marido ha servido la mesa, calentado las arepas y además a preparado café para ambos, e inmediatamente cambia su actitud, se tranquiliza y se disponen a cenar.

Colombia ¿Plurietnica y multicultural?

Por María Isabel Vargas


Colombia ha sido y es un país que a pesar de que ha avanzado en sus propios esfuerzos por reconocerse así misma como una nación pluriétnica y multicultural, aún debe concientizarce e interiorizar lo que abarca convivir diariamente con ese concepto.

Nadie puede negar que Colombia siempre a buscado su modelo de desarrollo desde afuera, copiando los que son exitosos en el extranjero, pero aquí no siempre tienen el mismo buen efecto porque simplemente nuestra realidad es diferente y de allí la importancia en que se debería repensar un modelo propio que funcione desde nuestras propias lógicas y no desde lo ajeno, para lo cual se hace necesario tener en cuenta los afrocolombianos que siendo el 30% de la población ocupan una significativa cifra que no se puede ignorar y que han sido victimas de problemas como la exclusión, discriminación, desplazamiento y violencia.

Años atrás, ser afrocolombiano no era precisamente lo que un país como este que quería imitar una cultura ajena visibilizara, por lo cual sus temas y problemáticas no eran parte de la agenda mediática y por lo tanto no era parte de nuestra realidad social, ya que como siempre ha sucedido en las sociedades informatizadas, los grandes medios son los que impone solo fragmentos de una realidad indicándonos donde debemos fijar la mirada, dejando por fuera muchos otros problemas que son parte del ser colombiano. Pero ese es el peligro que ha tenido darle tanto poder de credibilidad a los medios, ya que les hemos permitido que nos construyan la realidad diariamente dependiendo muchas veces de intereses de las altas esferas de poder que son quienes deciden que les conviene que sepamos, que les conviene que hagamos o sobre que les conviene que pensemos e inclusive que les conviene que no miremos.

Es cierto que gran culpa de todo la tienen los medios, las mismas personas con su intolerancia y discriminación e inclusive la misma historia que llevan al hombro dichas comunidades, pero no se puede negar que la exclusión también ha sido un estado mental en que los afrocolombianos no han ayudado a que cambie dicha situación, ni que se organicen para liderar y ser gestores de su propias soluciones para lograr un cambio.

Lo correcto sería que partiéramos del principio de que cualquiera que sea la raza, religión, cultura a la que pertenezcamos, tenemos un territorio en común del cual todos debemos cuidar, tomar parte activamente en las desiciones que sobre este se tomen, ya que en él vivimos, gracias a él subsistimos y lo que pase con él nos terminará afectándonos a todos, por lo cual debemos unirnos alrededor de dichos intereses colectivos que compartimos y trabajar en equipo. En este aspecto todos somos iguales, porque todos somos colombianos, tenemos los mismos derechos y también deberes para construir, reconstruir, arreglar y cuidar nuestro país.

Pero además de reconocernos desde lo común, también hay que entender que eso de “pluriétnica” encierra mucho más que el color de piel y que “multicultural” no simplemente se refiere a la música, baile, comida y fiestas típicas, sino que es una forma de ser, de ver la vida, de vivir en la sociedad de forma diferente.

-“Esos negros no trabajan casi y se quejan de que son pobres pero no les puede faltar sus tragos el fin de semana” dice alguna gente juzgando la forma de vivir de los afrocolombianos.

Pero es que simplemente cada cultura tiene diferentes formas de vivir, priorizando lo que cada una considera es lo más importante. Así como para la mayoría de nosotros lo más importante en la vida gira entorno a la economía, en la adquisición y acumulación de bienes y dinero, ya que eso es calidad de vida para la mayoría de nosotros, para las comunidades afro lo más importante está en disfrutar la vida de una manera más alegre, liberarse del estrés un poco, y mantener lazos fuertes en sus relaciones sociales con los suyos, sus amigos, su familia, sin importar obtener un excedente más allá de lo básico, mientras que nosotros pensamos que lo tenemos todo con nuestra forma de vivir hemos tenido que pagar un precio alto y es vivir en pro de la producción, sin tiempo para nosotros, para nuestra familia, para las emociones y las relaciones que el dinero no puede comprar, pero esa fue nuestra elección y toda elección tiene un precio. Y hay muchos ejemplos más, porque cada cultura tiene sus prioridades, su forma de vivir, y no hay una forma mala, buena o correcta universalmente, simplemente todas son diferentes y funcionan para quienes eligen vivir así. Pero solo cuando entendamos eso, podremos convivir realmente desde lo que tenemos en común y desde el respeto por la diferencia, y se podrá afirmar realmente que Colombia es un país plurietnico y multicultural, más allá del papel.